viernes, 18 de abril de 2008



El origen de los anfiteatros: Hasta la época de Julio César, tas luchas de gladiadores y similares se celebraban en los circos o en estructuras desmontables construidas al efecto. Fue Curión el Joven, hacia el 52 a. C., a quien se atribuye la idea de hacer construir dos teatros de madera de igual tamaño, adosados por los vértices de sus curvas y montados sobre sendos ejes. Estas estructuras podían girar sobre dichos ejes y quedar unidas frente por frente, de forma que los dos hemiciclos formaran un inmenso óvalo, ya que se podían retirar los tabiques de los escenarios de los dos teatros para formar una única arena. En época de Augusto, se levantó el primer «doble te, de piedra de Roma: fue erigido al sur del Campo de Marte, en el 29 a. C. por Cayo Estatilio Tauro. Cuando quedó destruido en el 64 d. C. por un incendio se levantó Coliseo, o anfiteatro Flavio.El mayor edificio de Roma: las obras se iniciaron hacia el año 2O, el primer año del reinado del emperador Vaspasiano y terminaron en el de Tito, en el año 80, cuando fue oficialmente inaugurado en una ceremonia que incluyó diez días de juegos. Hacia el 82 d.C. Domiciciano completó la estructura añadiendo un piso superior. Se eligió para su emplazamiento la zona del antiguo lago de la Domus Aurea de Nerón, que fue desecado hacia el Tíber por una alcantarilla. Debe su nombre precisamente a su proximidad a una colosal estatua de Nerón. Fue construido en un breve plazo de tiempo que puso a prueba capacidad de organización de los maestros de obras que impusieron un sistema de varios turnos, la prefabricación de ciertos elementos y la construcción modular, con la ayuda de una compleja maquinaria y una, mano de obra especializada. Los materiales utilizados fueron diferentes según las cargas que tenían que soportar: en los pilares y muros exteriores se empleó piedra y ladrillo y piedra más ligera cuanto más cerca la arena. Se utilizó el hormigón en la construcción de los pisos abovedados de los corredores. En su construcción se emplearon 100.000 m de travertino y 300 toneladas de metal para las grapas que mantenían unidos los bloques.A diferencia de los primeros anfiteatros, cuya ubicación se procuraba que estuviera en colinas para ofrecer apoyo a los muros, el Coliseo es una estructura pendiente de piedra y cemento, de 48 metros de alto, y 188 de largo por 156 m. ancho con capacidad para 50.000 espectadores que podían acceder o salir de a menos de tres minutos gracias a una compleja red de pasadizos y salidas. La numeración consecutiva sobre los arcos de entrada se correspondía con la numeración de los asientos. Desde el exterior presenta cuatro pisos de arcadas en los que se puede apreciar la superposición de órdenes, en columnas de tres cuartos con función meramente decorativa: abajo el toscano, en el medio el jónico y arriba el corintio. El muro exterior se apoya en 80 pilares macizos, que a su vez se conectan con los interiores por medio de bóvedas de hormigón.No queda nada del pavimento del ruedo: el visitante actual puede ver el laberinto de celdillas y pasadizos que había debajo; habla aparatos elevadores ocultos yl escotillones para que las fieras y los hombres aparecieran desde debajo del suelo. A nivel del suelo, a la derecha, se sitúa la puerta principal del edificio o porta triunphalis y la de enfrente es la puerta por donde se evacuaban las víctimas o porta libitínaria,La cavea o graderío empezaba a cuatro metros sobre el nivel de la pista, con una Y plataforma (podium) protegida por una baranda de bronce; sobre el podium se alineaban los asientos de mármol del público de más categoría. Más arriba se escalonaba la gradería destinada al público ordinario, dividida en tres zonas. La primera zona de gradas comprendía veinte escalones; la segunda, dieciséis; entre la segunda y la tercera se levantaba un muro de cinco metros de altura horadado de puertas y ventanas En la tercera se sentaban las mujeres, bajo un amplio voladizo sostenido pOr columnas. Sobre el voladizo, de pie, se ubicaban los extranjeros y los esclavos.En el último piso pueden verse ménsulas de apoyo que servían para sujetar los mástiles a los que se ataba el toldo o velarium que se alzaba en verano para proteger a los espectadores del calor. En el interior, en el pavimento, también hay restos del dispositivo de anclaje para los sistemas de poleas mediante los cuales se izaba el toldo. Para los espectáculos nocturnos se suspendía un enorme candelabro sobre el ruedo. De todas las localidades las mejores eran las que estaban encima del podium, especialmente los dos palcos que se ubicaban a cada extremo del eje menor: al norte el del emperador y la familia imperial, y al sur el del prefecto de la ciudad y los magistrados Sin embargo, es de destacar que a pesar de las medidas monumentales del edificio, los arquitectos romanos consiguieran que la visibilidad fuera perfecta desde cualquier punto.En cuanto a la decoración, se sabe que era riquísima, con profusión de estatuas y escudos de bronce, etc., pero apenas quedan restos de relieves de mármol y estuco debido a que en sus veinte siglos de historia sufrió terremotos y considerables daños y expolios que hicieron que desapareciera todo el mármol de los asientos y el material decorativo. Fue restaurado a principios del siglo XVIII por Stern y Vafaier.Panem et circensem:Los espectáculos públicos, tanto los que se desarrollaban en el teatro (ludí scaenic) como los que se llevaban a cabo en el anfiteatro y el circo (ludí circenses) fuero aspecto importante de la sociedad romana, especialmente en época imperial, cuando una de las principales preocupaciones del emperador era proveer de alimentos y diversión al pueblo. Además de una dimensión social, los juegos tenían una vertiente política y religiosa importante. La celebración de los ludí, normalmente, era fiesta del calendario oficial. Los más importantes eran anuales y se celebraba fecha fija (ludí stati). Cuando el emperador establecía ludí extraordinarios, nombraba a los curatores ludorum, que eran los encargados de prepararlos. La popularidad de los emperadores se medía por el éxito conseguido en los juegos, que se mantuvieron hasta el fin del Imperio.Los gastos corrían a cuenta del erario público, pero muchas veces los magistrados, para hacerse con el favor de la plebe, gastaban su propio dinero. También celebraban con ocasión de funerales o cualquier acontecimiento que hiciese oportuno un acto de munificencia privada hacia el pueblo; por esto había algunos que especulaban, adquiriendo parejas de gladiadores y cediéndolos a quien los pidiese.Venationes:Los juegos duraban todo el día. Por la mañana se soltaban las fieras que peleaban entre sí o contra «cazadores»: También se usaban para dar muerte a los condenados; algunos mártires cristianos perecieron de esa forma, pero no hay constancia de casos ocurridos en el Coliseo. En las luchas de animales se utilizaron todo tipo de especies, como los osos polares, elefantes, tigres de la India o rinocerontes. Los bestiarios eran los que se enfrentaban contra las fieras; a veces incluían en el programa alguna «gracia», como luchar en zancos contra gatos monteses. Hacia mediodía se retiraban los cadáveres y se cubría el pavimento de arena limpia para preparar el plato fuerte: las luchas de gladiadores.En los ludí gladiatorí, luchadores bien entrenados se enfrentaban por parejas de maneras diversas. El origen de los combates de gladiadores se atribuye a los etruscos. Los gladiadores eran en su mayor parte prisioneros de guerra o esclavos a los que se adiestraba en una especie de cuarteles con instructores especializados; también había hombres libres que se entregaba a los lanistas (empresarios de gladiadores) por simple gusto. Los gladiadores se adiestraban, según sus aptitudes, en armas diferentes. Entre los dique versos tipos, destacaban los samnitas que usaban escudo y espada; los tracios, se protegían con una rodela y luchaban con puñal; los murmilones que llevaban casco decorado con un pez y solían combatir con los retiari; armados con una red y un tridente; los ecuestres, que luchaban a caballo con una lanza, y los meridiani que se batían en los días que había otros espectáculos para rellenar los intermedios y el tiempo de descanso que quedaba al mediodía.Antes de empezar la lucha, los gladiadores saludaban al emperador con el clásico «Ave, imperator, morituri te salutant». Varias parejas o grupos combatían a la vez ¿Cuando un gladiador era herido, podía solicitar el perdón. El emperador escuchaba la opinión de la muchedumbre sobre si había luchado como era debido. Si todos agitaban el pañuelo al caído se le perdonaba la vida. En caso negativo, la gente volvía hacia abajo el puño con el pulgar tieso y el gladiador era rematado por el vencedor o por un sirviente. El gladiador victorioso era recompensado con riquezas y conseguía ganarse las simpatías del público. El más preciado honor que podían obtener era el sable de madera (rudis) símbolo de liberación.También se escenificaban batallas mitológicas e históricas con los contendientes convenientemente disfrazados. Estas escenas servían para dar muerte a los condenados de Una manera «imaginativa»: mientras que en los espectáculos normales la muerte del protagonista era ficticia, ya que en el último momento se le sustituía por un monigote en el circo, el actor destinado a morir, moría de verdad.Aunque no era su espacio natural, en el Coliseo también llegaron a celebrarse naumaquías o simulacros de batallas navales, como la ofrecida en tiempos de Domiciano. Para conseguirlo algunas zonas del pavimento se eliminaban para inundar la arena de agua.Gracias a los textos de los poetas satíricos como Marcial y Juvenal, a los restos de las pinturas conservadas en Pompeya y a otro tipo de fuentes arqueológicas y escritas conocemos de forma bastante veraz la manera de vivir de los romanos y las romanas durante la época republicana y el Imperio. Podemos conocer cuál sería el papel del trabajo en la sociedad, como desarrollaban su labor los agricultores, los mineros, los artesanos, los comerciantes o los financieros, cuál era el coste de la vida, cómo estaba constituida la familia, el papel de las mujeres en la sociedad, el sistema educativo, sus diversiones o la regulación de la prostitución. Así mismo se conocen de manera bastante fidedigna como eran sus ciudades y sus casas, la filosofía, el derecho, la religión, el arte o la ciencia. De esta manera nos acercarnos a una forma diferente de conocer la historia de Roma, sin dejar de lado los asuntos políticos y económicos.Después de la conquista de Grecia, la decoración interior llegó a ser rica y variada, aun en las casas modestas. Las paredes estaban cubiertas. de pinturas familiares o mitológicas; había numerosas columnas de mármol, enlosados de piedras raras y mosaicos. Las colgaduras y tapices completaban la ornamentación; pero las habitaciones eran pequeñas y contenían pocos muebles.La casa romana era una vivienda de país cálido.El vestido de los romanos no difería mucho del de los griegos. El hombre llevaba calzoncillos, subligdculo y una larga camisa con o sin mangas, llamada tunica. La túnica de los senadores estaba orlada con una ancha franja de púrpura, conocida con el nombre de laticlavia. Por encima de la túnica llevaba el romano la toga que era como una capa de mucho vuelo corbada en forma de semicírculo y que tenía por un lado un diámetro de 4 m. 85 próximamente y por el Otro era un segmento de circulo cuya cuerda tenía t m. 20. Era la toga el distintivo del ciudadano y no podían usarla ni los extranjeros ni los esclavos. Esta prenda, colocada artísticamente hacía muchos y graciosos pliegues. Los mancebos libres también vestían la toga, adornada con una franja de púrpura y llamada pretexta. Poco a poco fué introduciéndose el uso de llevar debajo de la túnica una a modo de la camisa actual, llamada subúcula, y en tiempo de lluvia o en viaje un capote, pe’nula, provisto de capucha, cuculla. Todos estos trajes fueron primitivamente de lana; pero la moda introdujo pronto en Roma telas ligeras de Grecia y de oriente.Las mujeres llevaban también una camisa, y por encima un vestido largo, con mangas, estola, ceñido en el talle con un cinturón. Cuando sallan, se abrigaban con la pallo, gran man o o chal parecido al himatión griego. El tocado era cosa muy importante entre las romanas que se mostraban libremente en público. Se ajustaban el busto cox una especie de corsé de cuero; se teñían la cabellera de rubio o se ponían pelucas; abusaban de los afeites y unguentos y les gustaba salir cargadas de aderezos. Las joyas encontradas en las excavaciones están delicadamente labradas.Ni los hombres ni las mujeres usaban calcetines o medias, y se calzaban, para salir, con el borceguí, cdlceo, que ajustaban por medio de correas, pero que dejaba descubiertos los dedos de los pies. El cálceo que usaban ciertos magistrados era rojo, y se llamaba múleo. En la casa se ponían sandalias. En el ejército, los soldados llevaban el borceguí con suela guarnecida de clavos o cdliga.El romano en su casa era dueño absoluto de su familia y de sus esclavos. La autoridad paternal era muy grande, y durante mucho tiempo tuvo el padre derecho de vida y muerte sobre los suyos.En la ciudad era ante todo un ciudadano. No se dedicaba, como el griego, al comercio, sino a los negocios públicos. Si era acaudalado, recibía por la mañana a sus clientes, escuchaba sus peticiones y les distribuía consejos o socorros. Después iba al Foro, donde tomaba asiento en el senado o en el tribunal. Si era pobre, se inscribía como cliente de un rico, lo escoltaba en público y lo sostenía con su voto en las elecciones.Las distracciones eran raras. Por la tarde jugaba a la pelota o iba a los baños que eran, como el café moderno, la cita de los ociosos. Sólo algunas procesiones religiosas y algunos juegos del circo alteraban a veces la monotonía del año. Esa vida convenía a un pueblo de propietarios rurales; pero las costumbres fueron modificándose muy de prisa en Roma como se verá más adelante, hasta que en la época del Imperio se convirtió en verdadera ciudad de placeres. El papel de la mujer era más importante en Roma que en Grecia. Gobernaba también la casa, pero tenía más autoridad que la mujer griega, porque estaba más asociada a la vida de su marido. Se la felicitaba porque cuidaba del gobierno de la casa e hilaba la lana, pero en realidad hacía más que eso. Compartía los honores que se tributaban a su esposo, aparecía con él en público, en las ceremonias y los juegos, y estaba rodeada de consideraciones; era en fin la señora, la matrona. En la casa, no estaba confinada en sus habitaciones, sino que tomaba parte en las comidas y recepciones. Su influencia, aunque no reconocida por la ley, de hecho era muy grande. Catán tuvo la prueba cuando quiso acabar, por medio de una presencia de esclavos y esclavas en los hogares sería uno de los motivos de la libertad sexual con los que se relaciona el mundo romano. Esta presunta libertad sexual estaría íntimamente relacionada con el amplio desarrollo de la prostitución.Como en buena parte de las épocas históricas, en Roma las prostitutas tenían que llevar vestimentas diferentes, teñirse el cabello o llevar peluca amarilla e inscribirse en un registro municipal. No en balde, Catón el Viejo dice que "es bueno que los jóvenes poseídos por la lujuria vayan a los burdeles en vez de tener que molestar a las esposas de otros hombres". En el año 1 existe un registro con 32.000 prostitutas que estaban recogidas, habitualmente, en burdeles llamados lupanares, lugares con licencia municipal cercanos a los circos y anfiteatros o aquellos lugares donde el sexo era un complemento de la actividad principal: tabernas, baños o posadas.Los distritos del Esquilino y el Circo Máximo tenían una mayor densidad de burdeles humildes mientras que los más elegantes se ubicaban en la cuarta región, habitualmente decorados con murales alusivos al sexo e identificados en la calle con un gran falo que era iluminado por la noche. Las prostitutas solían exhibir sus encantos en las afueras del prostíbulo y era habitual que en las puertas de las habitaciones existiera una lista de precios y de servicios.las llamadas meretrices estaban registradas en las listas públicas mientras que las prostibulae ejercían su profesión donde podían, librándose del impuesto. Las delicatae eran las prostitutas de alta categoría, teniendo entre sus clientes a senadores, negociantes o generales.tenían la misma categoría pero pertenecían a la clase patricia, dedicándose a este oficio o por necesidades económicas o por placer. Entre ellas destaca la famosa Mesalina, Agripina la joven o Julia, la hija de Augusto. Las conocidas como ambulatarae recibían ese nombre por trabajar en la calle o en el circo mientras que las lupae trabajaban en los bosques cercanos a la ciudad y las bustuariae en los cementerios.El lugar favorito para las relaciones sexuales eran los baños, ofreciendo sus servicios tanto hombres como mujeres; incluso conocemos la existencia de algunos prostíbulos frecuentados por mujeres de la clase elevada donde podían utilizar los servicios de apuestos jóvenes.

1 comentario:

Ego dijo...

Conocimiento no te falta, y te admiro por ello. Aún no he tenido un anfiteatro en las manos, pero estoy en ello.
Yo soy de las que piensan que Apolo era un imbécil.
Musho arte.
Besos

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