lunes, 7 de abril de 2008

Puentes romanos

Los puentes históricos son realizaciones de la ingeniería civil por las que se siente un gran interés, en ocasiones por su monumentalidad, por su propia belleza y la de su entorno, por su carácter histórico o simbólico, y por el acierto constructivo. Durante muchos siglos los caminantes no sólo pagaban los peajes sino que al final de sus vidas legaban a la fábrica del puente todo tipo de bienes, ya que tenía su propia personalidad jurídica. Estas pagos servían para asegurar el mantenimiento de la obra y su reparo.

Problemas de identificación y datación de los puentes romanos:

El primer problema que se presenta en el estudio de estos puentes es su identificación. Esta cuestión ha motivado que haya una gran cantidad de puentes "romanos" en el territorio de la antigua Hispania. Muchos de los puentes no fueron construidos en época romana y por tanto no deben ser considerados como tales. Para su justificación no creemos acertado que se llame romano a todo puente que se conserva allí donde, presumiblemente, existió otro anterior de esa época. De acuerdo con esto la magnífica Ponte Vella de Ourense, por ejemplo, no debe llamarse "ponte romana" ya que la fábrica actual es fundamentalmente de los siglos XIII, XVII y XIX, a pesar de que existen notorias evidencias de que en el mismo lugar existió en época romana otro puente. No debe de considerarse una catedral de construcción gótica "románica" por el hecho de estar sobre las ruinas de otra anterior de esta última época.
Como elemento importante para la identificación de los puentes romanos es el tipo de material empleado en la construcción, así como su labra y aparejo. Si la fábrica es de piedra sillar, con labras típicas como el almohadillado, la finura y el ciudado de sus juntas y determinadas formas de aparejar la sillería, la identificación es menos problemática. Esto ha motivado que todavía no se haya identificado con seguridad como romano ningún puente construido con este material en Hispania, y que sin duda puede conservarse, con mayor probabilidad de pequeñas dimensiones y en zonas donde hay muchos tipo de este material. Pudieron emplearse de forma combinada como se aprecia en otras construcciones, la piedra sillar en los aristones y las lajas pizarrosas en el interior de las bóvedas, por ejemplo en una de las puertas de la muralla romana de Lugo, A Porta Miñá, que pasa por ser la única original.

Quizá el empleo de ladrillo permita identificar de un modo más fácil los puentes construidos con este material (opus testaceum). Una realización conocida es la Alcantarilla de Mérida, de un arco construido con una pieza estándar, igual al empleado en otros puentes imperiales tan alejados como el de St Albans en Inglaterra.

La complicada tarea de identificación de algún puente

Uno de los primeros puentes que nos plantea dudas de la romanidad de su fábrica actual es el puente de Villa del Río, por sus singularidades constructivas y formales.

Ha sido considerado, desde antiguo, como un puente romano que perteneció a la Via Augusta, entre Castulo y Corduba, muy cerca de la mansión Epora. En su fábrica se aprecian numerosas reconstrucciones, con materiales diversos, necesarias para mantenerlo en servicio durante muchos siglos, ya que por él circuló el tráfico de la carretera de Andalucía hasta 1934, año en el que con cargo al Plan de Circuitos de Firmes Especiales, se construyó un nuevo puente, por el que se derivó el tránsito. Destruido este último durante la Guerra Civil volvió el antiguo a entrar en servicio hasta 1965, que es de nuevo sustituido por un nuevo puente.

La romanidad del puente se basa en la presencia de un almohadillado en la mayor parte de los arcos y tímpanos, la forma semicircular de las bóvedas, la existencia de arquillos de desagüe en las pilas y su relativo parecido con el puente italiano de Calamone construido en la Via Flaminia.

El atrevimiento constructivo de estrechar el pilar a un valor muy reducido que ante determinados supuestos pone en peligro la estabilidad del puente no se ve en las obras de fábrica romanas, sino todo lo contrario, pues tienen en general una composición que transmite al que las observa una sensación de seguridad.

El puente de Los Pedroches muy próximo a la ciudad de Córdoba, también en la antigua vía Augusta, nos plantea dudas, no sólo por el engatillado de las dovelas de los arcos más antiguos sino por la disposición y forma de las dovelas (altas y estrechas), muy parecidas a las del puente califal de los Nogales en Córdoba.

Menores dudas con otras obras cuyas fábricas no nos parecen que son romanas, a pesar de haber sido consideradas como tales por la mayoría de los estudiosos. Entre otros muchos ejemplos señalamos los puentes de Luco de Jiloca en la provincia de Zaragoza, el llamado puente Romano de Pollensa en Mallorca, el puente romano de Córdoba, el puente de Mantible en la Rioja, el ya citado puente del Colloto, el antiguo puente de Medellín, el puente de Tordomar en Burgos, el puente de Coruña del Conde en Burgos, el de Cihuri sobre el río Tirón en La Rioja, el puente de Guijo de Granadilla en Cáceres, etc. Ninguno de ellos reúne las características más significativas de los puentes romanos hispánicos que hemos mencionado, e incluso alguno, como el de Luco o el de Tordomar, posee marcas medievales en sus bóvedas.

El puente llamado de Nestár cercano a la localidad palentina de Aguilar de Campoo, no nos parece tampoco romano a pesar la antigüedad manifiesta de su fábrica, ausencia de marcas lapidarias y del hecho de coincidir la luz de sus cinco arcos con su anchura, circunstancia que se da en cinco puentes romanos de Hispania: en el Ponte do Arquinho en Valpaços (Portugal), en las alcantarillas de San Lourenço (Chaves), San Ciprián y San García (Burgos) y en el Ponte Freixo (Ourense).

Hay otros puentes que nos plantean su romanidad por la presencia de algunas de las características más significativas, como es el almohadillado, su existencia no es señal de ser obra romana pero reconocemos que su existencia llama la atención desde el primer momento. No obstante, debe proseguir la observación de la fábrica para detectar la presencia de otros elementos característicos con la finalidad de obtener un resultado en el proceso de identificación. En esa línea actuamos para tratar de identificar los restos de un antiguo puente en el río Ponsul en el distrito de Castelo Branco en la Beira Sur portuguesa, constituidos por varias hiladas de sillares almohadillados. Dado que esta antigua obra de paso se halla en la línea Conimbriga-puente de Segura-puente de Alcántara de una posible vía romana y que la sillería presentaba un fuerte desgaste, la primera consideración es que se trataba de los restos de un auténtico puente romano.

Más intrigados nos tienen dos puentes de la antigua Gallaecia, en territorio actualmente de Portugal. Se trata del Ponte do Arco da Geia, sobre el río Labruja, afluente por la derecha del río Limia en el cual desemboca muy cerca del puente romano de Ponte de Lima, y Ponte do Arco sobre el río Vizela, en el municipio de Felgueiras en el distrito de Porto.

Finalmente nos hemos encontrado con otros puentes antiguos, ubicados en posibles alineaciones viarias romanas o en las cercanías de antiguos núcleos de población de aquella época, donde en la tipología y en algún detalle constructivo reconocemos algún modelo de puente romano e incluso restos de uno anterior de esa época. Un ejemplo del primer caso es el Pontarrón de Los Garabíos, cercano a Valencia de Alcántara (Cáceres), en el cual apreciamos algunas características constructivas como que el cuerpo principal, formado por dos bóvedas iguales, tiene la plataforma horizontal con los accesos en ligera rampa, que se ven algunos sillares almohadillados reaprovechados en su fábrica, que tiene un ancho de bóvedas apreciable (4,48 m) que nos hacen pensar de que puede tratarse de un puente de tradición romana.

Otro ejemplo de puente de tradición constructiva romana con bóvedas de ladrillo, es el llamado puente Viejo de Campofrío sobre el río Odiel cerca de Aracena. No sólo pudo estar en una antigua vía romana entre las poblaciones romanas de Urion y Arucci, sino que desde el punto de vista constructivo el arco menor es muy similar a la bóveda de la llamada Alcantarilla Romana de Mérida.

Puente romano Sant'Angelo

El Puente Sant'Angelo, anterior Puente Aeliano, es un puente situado en la ciudad de Roma, construido entre los años 134-139 por el Emperador romano Adriano, destinado a extender el centro de la ciudad a su mausoleo de reciente construcción, que hoy en día constituye el Castel Sant'Angelo. Se encuentra cubierto de mármol travertino y cruza el río Tíber con cinco arcadas.

Hoy, el puente es exclusivamente peatonal y proporciona una vista fotogénica del Castel Sant'Angelo. Enlaza el rioni de Ponte con el rione de Borgo.

Durante los siglos posteriores al XVI, el puente se utilizó para exponer los cuerpos de los ejecutados. En el año 1535, el Papa Clemente VII destinó los ingresos del peaje que había que pagar para cruzar el puente para erigir las estatuas de los apóstoles San Pedro y San Pablo, a los que se añadieron más tarde los cuatro evangelistas y patriarcas que representaban las estatuas de Adán, Noé, Abrahám y Moises. En 1669, el Papa Clemente IX encomendó el reemplazo de los antiguos ángeles de estuco de Raffaello da Montelupo. Bernini programó la construcción diez ángeles que sostenían los instrumentos de la Pasión. Él en persona acabo los dos originales de los ángeles que sostienen la inscripción "I.N.R.I." y la Corona de Espinas, pero ambas fueron requisadas por Clemente IX para su propio deleite. Hoy se encuentran en la iglesa de Sant'Andrea delle Fratte, también en Roma.



Puente romano de Córdoba:

El Puente romano de Córdoba fue construido a principios del siglo I d.C., durante la época de dominación romana en Córdoba, sobre el río Guadalquivir, tiene una longitud de unos 225 metros y está compuesto por 16 arcos. Fue un importante medio de entrada a la ciudad desde la zona sur de la península Ibérica por ser el único punto para cruzar el río sin utilizar ningún tipo de embarcación. Probablemente la Via Augusta que iba desde Roma hasta Cádiz pasaba por el.

Desde la época de la dominación musulmana encontramos en un extremo la torre defensiva de la Calahorra y en el otro la Puerta del Puente. Ésta es también llamada Arco del Triunfo, aunque nunca fue un Arco del Triunfo sino que era la puerta de la antigua muralla. La actual puerta fue realizada por el arquitecto Hernán Ruíz en 1572. En el centro del puente podemos econtrar un triunfo de San Rafael, realizado por el escultor Bernabé Gómez del Río, en 1651.

A lo largo de su historia ha sufrido numerosas reconstrucciones. A principios del siglo XXI fue convertido en un puente peatonal. En 2006 fue cerrado para realizar obras de conservación de la estructura, se realizaron remodelaciones, tanto interna como externa. El resultado ha sido una pasarela peatonal, que fue abierta de nuevo al público en Enero de 2008. Esta reforma ha sido polémica, ya que para algunos el cambio de estética ha sido excesivo, provocando que el puente no parezca romano, sino una obra estética moderna.

Hoy en día, en su entorno podemos encontrar una pequeña reserva natural llamada los Sotos de la Albolafia, donde hay muchas especies de aves, algunas de ellas en peligro de extinción y una antigua albolafia o molino de agua, que es el que aparece en el escudo de la ciudad.







Fran y Alex 4º A

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